martes, 10 de noviembre de 2009

CALENTAMIENTO GLOBAL


Hemos llegado a un punto en el que el hombre se ha convertido en una fuerza de la naturaleza, ha dejado de ser solo parte de ella y se ha posicionado como una presencia, cuyas acciones, son capaces de interferir en el funcionamiento de la misma; evidencia de ello parece ser el cambio climático.

Si consideramos al cambio climático, producto de calentamiento global, a su vez producto de la acción humana, entonces el hombre es causante de lo que está sucediendo.

A toda acción corresponde una reacción, y es algo que el humano nunca previó, escondiéndose en su aparente insignificancia y anulando los efectos de sus acciones en la naturaleza.

Las consecuencias se presentan ahora, y no parecen agradables. Los fenómenos naturales se convierten cada vez más en desastres naturales. La naturaleza nos muestra una furia que ni en nuestras pesadillas pudiéramos haber esperado ver.

Es tiempo de que el humano acepte las consecuencias de sus acciones en el pasado y actúe conforme a lo que él mismo causó.

Las acciones del hombre ahora, ya no pueden ser puramente de prevención, si la evolución se basa en la adaptación del organismo al medio, debemos entonces, evolucionar, ahora que el medio ha cambiado; sea o no sea nuestra obra.

El mundo se transformará, lugares cálidos se volverán desiertos, hielos perpetuos en bosques tropicales y así, el hombre (para adaptarse) debe migrar a nuevos lugares, sin embargo este tipo de cambio así, nunca será posible si no existe una unidad del ser humano como especie, dándole mayor valor a la sobrevivencia de la especie que a los valores económicos o sociales, mucha gente sufrirá con estos cambios a menos que se traslade a lugares más adecuados para la vida humana, es por eso que debemos alentar a la solidaridad y a nuestro propio humanismo de manera que las barreras (económicas, sociales, políticas, etc.) desaparezcan y sea posible la sobrevivencia del ser humano.

Las especies animales han empezado ya esta adecuación, muchas están migrando a lugares más cálidos, más adecuados para su reproducción, se avistan muchos animales en zonas que nunca habían pisado; debemos seguir su ejemplo. Ser humildes y ocupar de nuevo, por un momento nuestro lugar como especie de la naturaleza y al mismo tiempo, como fuerza de la misma, empezar la adaptación y el aprendizaje de esta, fatídica experiencia.

Nuestra fuerza, basada en el conocimiento, es grande, sin embargo no es tan grande como para tener el completo control sobre la naturaleza.

Es por eso que el hombre debe detener sus procesos, trabajar en su adaptación y mejoramiento de su forma de vivir tanto como de relacionarse con el medio.

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